Una investigación del CSIC introduce chips dentro de células vivas como fármacos «mecánicos»

MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

Un equipo multidisciplinar del CSIC ha introducido chips dentro de células vivas como fármacos «mecánicos». La investigación, codirigida por el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC) y el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), con participación del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología de la Universitat de Barcelona (IN2UB), se ha publicado en la revista ‘Advanced Materials’.

El trabajo incluyó chips de silicio de 50 nanómetros de espesor, la milésima parte de un cabello, dentro de células vivas. Estos dispositivos permiten el estudio de los procesos de división celular e incluso pueden diseñarse para interferir con el ciclo celular, impidiendo la división y provocando la muerte de células.

El avance en el estudio del funcionamiento de las células y en el tratamiento de enfermedades se ha apoyado en el uso de herramientas químicas y se han ignorado las bases físicas del comportamiento celular. En las últimas décadas, la comunidad científica ha constatado que, para el buen funcionamiento de las células, «la parte mecánica subyacente al comportamiento celular es tan importante como su parte química».

En la investigación se propone el uso de ‘nanochips’ para el estudio tanto de la mecánica celular, como para su utilización como fármacos. Estos dispositivos «modifican el funcionamiento normal de las células y, apropiadamente diseñados, pueden causar la muerte de las células que los internalizan, de modo que, dirigidos a una población celular específica, como las células tumorales, podrían emplearse para su destrucción selectiva sin afectar al resto», indicaron los investigadores.

Según explicó el investigador del IMB-CNM-CSIC y coordinador del proyecto, José Antonio Plaza, «los dispositivos se pueden diseñar con formas y dimensiones controladas a la escala de las micras y los nanómetros. En particular, los dispositivos fabricados tienen forma de estrella, un diámetro de 22 µm y espesores que van desde los 50 a los 500 nm. Están fabricados en silicio y su geometría en forma de estrella los asemeja a una malla de nanofibras».

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Con esta investigación se demuestra cómo objetos físicos interfieren mecánicamente en el ciclo celular y lo alteran. En este sentido, la investigadora del CIB-Margarita Salas, Teresa Suárez, añadió que este trabajo ofrece la posibilidad de que estas herramientas «constituyan un punto de partida novedoso para el estudio de distintas enfermedades, como el cáncer».